24 mar 2015

Quininí Majestuoso!!!

Desde la capilla de Chinauta hasta Los Vientos de Quininí

Efectivamente, el domingo 22 de Marzo (2015) corríamos somnolientos Sandra, Oscar y yo hacia el terminal de transportes y con la esperanza de subirnos a un bus que nos llevara en 90 min. a Chinauta....

Que infortunio al ver el reloj al lado de la capilla de Chinauta que marcaba las 8:30. Ya era, definitivamente muy tarde para logar el plan del día. Y así fue. Con el plan ambicioso que llevábamos, toca iniciar caminata a las 6:00. Quedó pendiente el último tramo desde la tienda al mirador y la visita a la cueva del Mohan.
Un calentamiento de músculos es siempre recomendable. Luego de esto nos dirigimos en descenso al rio Panche. Luego de la foto respectiva iniciamos ascenso en busca del punto de desvío para encontrar el filo, el cual está delimitando fincas mediante un muro de piedras sobre-puestas.

Un gran valor agregado de esta caminata fue haber encontrado -al fin!- el camino de ingreso entre el camino de herradura y el del filo. Esta puerto con una reja y de ancho de un vehículo es la marca perfecta!



Al salir a este camino, la planicie de Chinauta se presenta a lo lejos como si hubiera sido aplastada por una fuerza perfecta y exacta. A lo lejos Fusagasuga, Chinauta, Icononozo.

El tiempo fue perfecto, pues no llovió, pero tampoco penetró el sol violentamente a quemar nuestros cuellos expuestos. Sin embargo las torrentales lluvias que azotan al país no pararon al ver el majestuos cerro. Esto creó una dificultad adicional a la del ascenso, que fue el encuentro con muchos arbustos crecidos, los cuales dificultaban el avance y nos obligaban a usar las cuatro extremidades en algunas ocaciones.



En el camino Oscar encontró varios cascos de caracoles. Uno de ellos guardaba una bola blanca de más de un centímetro de díametro. Surgió la pregunta de  cómo se reproducen los caracoles y era necesario encontrar una respuesta más exacta.




Luego de varias horas de camino, de descansos y de tomadas de agua, encontramos la Piedra del Indio, donde pudimos mirar hacia abajo en un acantilado peligroso y divisar los varios puntos geográficos a la distancia como el pueblo de Cumaca, el caserío del Ocobo, la vía que conduce a Viotá y el cerro de Tibacuy que al fondo lo esconden generalmente las neblinas en un acto de celo para que pocas miradas se puedan robar su belleza!
La Piedra del gritadero fue la gran oportunidad de liebarar las tensiones del alma y pedir al eco que llevara nuestras suplicas a los oídos de los deseos.

Luego de observar los grabados indígenas sobre las rocas, continuamos nuestro camino para salir el punto de ingreso al sendero desde el Ocobo. De aquí a la tienda donde nos esperaba una cerveza fría y el disfrute de neustro almuerzo a las 4:00 de la tarde, solo los separa 300 m. Al frente de esta tienda se encuentra un sitio de camping, el cual puede ser tomado sin mayores protocolos por un costo de 5.000 Pesos. Queda pendiente este programa para poder visitar el mirador y la cueva del Mohan... O lo que sería más interesante, salir de allí muy temprano rumbo al mirador, explorar una bajada al valle de Pueblo nuevo y ascender al cerro de la piedra del Chicuy... En busca del camino ancestral final!

El descenso al Ocobo por el camino enpedrado nos lleva unos pocos minutos. Allí volveríamos a deleitarnos de una club mientras llegaba el bus que nos llevaría a la vía principal que conduce de Silvanía a Bogotá.




Este camino nos llevó 8 horas. En total fueron 13 Km, 450 m de descenso hasta el rio y luego 1.060 m de ascenso... Si, esa diferencia de altura hace que esta caminata sea de tipo "Alta-baja".

...Disfrutamos la montaña!!!


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